Esta historia estará llena de secretos, omitiré datos y nombres, algo que no suelo hacer, pero también le da el sabor de lo prohibido… lo clandestino.
Lo conocí de una manera accidental, se vincula a algunas de las múltiples actividades que realizo y nos vimos muchas veces, sin mayor contacto, que una mirada, una sonrisa y un par de palabras...excepto en un encuentro en el que compartimos y sus miradas fueron más intensas que en otras oportunidades. Al terminar ese evento, se acercó a despedirse y sentí su mano acariciar mi espalda, yo traté de mantener la compostura, pero sentía un tibio calor que me transmitía su caricia.
Al volver a mi casa recibí un WhatsApp...era él, me preguntaba por cupos de mi emprendimiento, en la conversación se escaparon algunos comentarios que evaluaban intenciones y en la despedida el acuerdo de venir a mi casa por su pedido, lo que hizo religiosamente días después. Aquel día la conversación fue amena y espontánea, sin atisbos de los coqueteos del WhatsApp.
Pasó un tiempo y me llamó, los comentarios fueron más evidentes y con la promesa de vernos, nos despedimos. Las promesas son eso, la verdad no tenía expectativas con que dicho encuentro se concretara, pero para mi sorpresa recibí un mensaje a muy altas horas de la noche (lo que no es inoportuno porque mi trabajo se extiende hasta muy tarde), venía de visita.
A las 3 de la mañana se encontraba en la puerta de mi casa frente a mi incredulidad y sorpresa.
Al cabo de un rato de conversar y de la nada sentí su boca cubrir la mía, un beso largo, mordí sus labios y su lengua tomó la mía enredándose y dejándola presa.
Lo sentí sobre mí, besando furiosamente mi cuello y pasando su lengua en mi oído.
Me invadía una serie de sensaciones deliciosas, pero mis pensamientos traicionaban mi placer, no lograba sacar de mi todo lo que nos separaba .
Él insistía y yo quería que lo hiciera, lo sentía erecto y poderoso, yo mojada y ansiosa...tormenta perfecta.
En un momento de profunda confusión le pedí que se fuera, necesitaba ordenar mis ideas y procesar esto, lo que me costó una noche de desvelo.
Días después un WhatsApp me preguntaba si ya lo había procesado, mi escueta respuesta fue, "estamos ok". Esta respuesta era lanzarse al vacío, no sin antes abrir todas las puertas para que entrara.
Acordamos una noche que me visitara la mañana siguiente muy temprano y así fue.
Al llegar, en mi jardín esquive su beso, no teniendo mucha claridad de lo que pasaría con su visita. Al entrar me acercó y me besó, me gustó esa entrada....me gustan sus besos...me gusta él.
Me preguntó por el espacio donde trabajo y se lo mostré, se encuentra estratégicamente al costado de mi dormitorio, cruzamos unas palabras y me besó nuevamente tomó mi mano y como si lo hubiera hecho en muchas otras oportunidades, me llevó hasta mi cama.
El desnudarnos y entrar en ella fue inmediato, con él me sentía en confianza, no logro explicar muy bien esta sensación, pero era así y lo iba a disfrutar.
Las caricias, besos y su piel desnuda en delicioso contacto con la mía, me impulsaban a recorrerlo con mi lengua.
Sentía latir su corazón furiosamente...debo decir que en el sexo lo que me estimula son las sensaciones, olores colores, texturas, gemidos, susurros, estos otorgan el más profundo de los orgasmos.
Creo que el sexo tiene mil formas, tanto o más placenteras que solo reducirlo a la penetracion .
Un dedo que recorra o entre en un espacio específico, una lengua que hurguetee una zona erógena, un beso en un lugar escondido, puede más!
Él se mostró como un hombre atento a mi placer, lo que me hace reconocerlo como un buen amante, por mi parte yo estaba entregada a la experiencia y en un minuto al tener su sexo en mí, tuve esa sensación que te cubre cuando entras al mar y te hundes en el, sintiendo tu cuerpo flotar invadida solo por una calidez que te recorre y un silencio infinito, para que luego y como una chispa, un sútil orgasmo me abrazara.
Debo decir que desde mi experiencia y conociendo mi placer, identifico varias formas de orgasmos, algunos sutiles y tibios, otros más intensos y calientes, los poderosos que te abrazan y queman, esos que mojan tu cama como prueba de una buena faena... todos ellos deliciosos...
Nos abrazamos y quería estimular todo su cuerpo, descubrirlo, explorarlo… Mis manos son hábiles, grandes, de uñas largas y bien cuidadas, son curiosas, suaves, intensas, lujuriosas como mis pensamientos, sobre todo con un buen estímulo frente a mí. Su actitud relajada me invitaba a descubrir dónde y cómo lo llevaría al placer.
Partí por usar mi lengua en sus tetillas que con rapidez se volvieron rígidas, mientras una entraba y salía de mi boca, la otra era acariciada con mi mano. Mi lengua trazó un camino hasta su ombligo, donde me detuve a jugar, mis uñas ya exploraban entre sus piernas, podía observar su miembro erecto, febril y expectante a lo que vendría.
Este momento era sellado con sus latidos que resonaban en mi oído que descansaban en su pecho y su fuerte respiración que me indicaba que iba por el camino correcto.
Siempre les he contado que para mí el sexo oral, es lo que más me gusta. Dar y recibir como un ritual de extremo placer, donde debes leer señales y escuchar atenta al cuerpo que invades y haces tuyo.
Baje hasta su pene, jugué a lamer suave y retroceder, crear la expectativa de lo que vendría...entraba y esquiva, lo sacaba de mi boca, quería que me pidiera quedarme ...
El contacto de mi lengua con esta suave piel, me excita y siento como mi cuerpo se eriza, se arquea y disfruto como si él estuviera en mí.
Fue exquisito e intenso,hasta que sentí como vertía en mí boca toda la evidencia de su placer, tibio, dulce...
Nos abrazamos cómplices de una locura que no sé si se repetirá, creo que hay mucho por descubrir, mucho por aprender (me entrego al sexo como una eterna aprendiz), siempre puede ser mejor, siempre pueden haber nuevas formas, siempre puedes encontrar y probar lo exquisitamente prohibido, lo lujurioso, lo casquivano, lo sátiro...todo depende...de qué? De cuan creativo y osado seas!
Mmmmm.... Eso está bien...pero acuérdate lo que he dicho...
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