Las emociones estaban a flor de piel, una pequeña incomodidad existía en nuestra interacción pero eso me hizo querer estar más apegada a ella, quizás porque sabía que era nuestra última noche juntas después de quién sabe cuánto tiempo, no sabía cuándo estaría de nuevo entre sus brazos. Deseaba sus caricias, sus apapachos, que me demostrara que disfrutaba abrazarme, que quería demostrarme entre sus brazos lo que siente por mí. Quise derretirme, ser, como dice ella, un trapito entre sus brazos, disfrutarlo, no me arrepentiría.
El cañito hizo lo suyo, hasta el roce de las sábanas me provocaba cosas, deseaba su boca, tanto como el calor en el invierno. A oscuras, mi mente dibujó nuestras siluetas acercándose y todo sucedió tan lentamente, tan delicadamente como la textura de sus labios. Ese beso, ese beso eterno que no quería soltar, un grito en la calle nos hizo desconectar, pero, qué mejor que reconectar? Ya nuestras manos se buscaban, mi lengua quería recorrer cada rincón de su boca, de sus labios, ay sus labios! Dulce fruta de verano.
Sentir su calor volvía mi entrepierna en agua, su aliento, sus manos en mi espalda, mi mano en su cadera, no quería que ese momento acabara. Nos despojamos de la insignificante indumentaria que protegía nuestras cuerpas, para entregarnos a la vulnerabilidad de exponernos, al placer de sentirnos, de rozar nuestra piel, que nuestros pechos se unieran y nuestras piernas se enredaran, provocarnos, provocarnos querer hundirnos en nuestros pechos, saborear sus pezones, sus pechos firmes y hermosos, podría parecerle extraño si me quedara contemplándolos sin despegar mi mirada? Mirar como el color de sus pezones se van difuminando al de su piel, mirar cómo se mantienen erguidos y delicados.
Me enamoró escuchar sus quejidos, que comenzara a agitarse cada vez más, sentir su respiración en mi boca, en mi cuello, que nuestro cabello se mezclara con nuestra saliva, la ropa de cama ya no hacía falta, mi cuerpo cubría el suyo y su cuerpo me envolvía tan deliciosamente.
La ternura pasó paulatinamente a una calentura que no imaginamos tener, - estas voladita? - si - lo estábamos aún. Con mis ojos cerrados su cuerpo era eterno, su boca era agua de vida, como un energizante, su vulva húmeda de mi saliva me enloquecía, mientras la mía empapaba sus muslos. Adoro estar sobre ella, adoro que mis caderas dancen sobre su pelvis, sobre sus piernas, poder lamer sus pechos y que ella se hunda en los míos, que los busque como si su vida dependiera de ello, mientras sus brazos me aprietan, me recorren. Nalgueame, despacito, esta vez quería más ternura, ternura en mi cuerpo y para mi corazón. Gime, dímelo, dime si te está gustando! Hazlo, guíame, dime si estoy en el lugar correcto, muéstrame con tu voz y tu cuerpo que me deseas, que quieres que te folle, fóllame! Fóllame!
Me derrito.
Me dispuse a explotar más aún su placer, sus sonidos fueron de ayuda, me guiaban a sostener su culo, sus muslos hacia a mí, a abrir camino entre sus piernas, que mi vulva se arrastrara sobre sus delicadas y maravillosas curvas, me arrastraba, me frotaba en ellas. Unirnos, fluido con fluido, textura con textura, en mi mente se veía claro, su clítoris duro rozaba el mío, empapados, suaves, no sé si eso era lo que estaba sucediendo, pero lo sentía. La tenía, en un afán posesivo, era mía, yo era suya, me tenía rendida en placer, podría haberme derretido sobre ella, y lo hice, lo hice mientras sostenía fuertemente su pierna izquierda y deseaba tener más fuerza para traer su culo hacia mi, para follarnos más duro, besando su piel, la piel de su rodilla, acariciándola.
Prontamente su culo comenzaba a rebotar, esta vez sobre mí, mi mente explotó primero, que forma tan espectacular de sentirla, mirar cómo rebota en mí, como me embiste su cuerpa. Mis manos sobre su cálida pota, su culito, culita, sus caderas majestuosas, sus curvas, no hubo necesidad de nada más, era la más feliz espectadora de ese movimiento, me hizo temblar, me hizo caer rendida, en placer, explotó mi cuerpo y mi mente, y su cuerpo quedó tendido sobre el mío. Que forma más rica de decir que nos gustamos, que nos deseamos, de decir adiós, decir hasta pronto. Qué forma más ingeniosa de matar el frío de ese día en el sur.
Cascabell
Lenguaje inclusivo?.....
ResponderEliminarPrefiero la lengua intrusa, la que busca arrancar la huella del otro.
Un café caliente????....
Un café caliente. Caliente, intruse e inclusive :*
Eliminarhttps://versos-locos.blogspot.com/2024/08/abismo-verso-5.html
ResponderEliminardelicia de leer en un día lluvioso
ResponderEliminarMojarse dos veces, exquisite 🔥
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